La prolongada tensión de aquel temporal había empezado a provocar ese efecto; la expectativa de un drama que siempre estaba a punto de suceder, unida al cansancio corporal de tener que aferrarse a la existencia en mitad de un tumulto fantástico, provoca que un insidioso cansancio acabe filtrándose en el alma de un hombre hasta deprimir y entristecer su corazón (...) Desde los albores de la humanidad, el mar ha estado siempre ahí, amenazador y deslumbrante, enardeciendo la imaginación de los poetas, provocando la fascinación de los aventureros... Esta indispensable ficción que tienes, lector, entre tus manos, representa una de las cumbres de la literatura marinera, trazada con delicada pero poderosa pluma por Joseph Conrad. En sus páginas vibran, con contundencia, el riesgo, la aventura y el hombre enfrentado al salvaje piélago, al furioso océano que amenaza con devorarle. Es esta novela, por los elementos que en ella se conjugan, como la precisión estilística, una estructura narrativa apabullante, unos personajes memorablemente humanos y un ritmo vertiginoso y apasionante, una obra maest
Joseph Conrad (Józef Teodor Konrad Korzeniowski, 1857-1924) De origen polaco, perdió a sus padres cuando era niño y con sólo 17 años se embarcó por primera vez en Francia para iniciar su aprendizaje en la marina mercante. En 1886 obtuvo la nacionalidad británica y, ocho años después, abandonó la marina para dedicarse en exclusiva a la literatura. Pronto se convirtió en uno de los escritores fundamentales de la literatura inglesa, con grandes éxitos como El negro del Narcissus, El corazón de las tinieblas, Lord Jim, Tifón, El agente secreto, Victoria y Entre la tierra y el mar (Belacqva, 2006), entre otros. Cuando murió, había tenido tiempo de contrabandear armas para los revolucionarios carlistas en España, de viajar desde el archipiélago malayo hasta la costa caribe de Colombia, de tener dos hijos y escribir más de veinte libros, de ser admirado por Henry James y por André Gide, de negarse a recibir los máximos honores de la Corona Británica y de cambiar para siempre el arte de la novela.