No hay dos relaciones parecidas: hay quien telefonea a su madre a diario y hay quien se ha ido a vivir lo más lejos posible de ella. Todas las relaciones son complejas. Los hijos aman a sus padres, y los padres aman a sus hijos, casi siempre. Podríamos llegar a creer que éste es el vínculo más cercano y más íntimo que existe, pero rara vez es así. Muchas relaciones son dolorosas y tensas, mientras que otras son superficiales y rituales. La mayoría de nosotros nos resignamos a que sean así como son, convencidos de que no podemos hacer nada para cambiarlas. En esta obra, Isabelle Filliozat propone participar en la aventura de un auténtico reencuentro con los padres. Porque el amor no es posible sin autenticidad. ¿Es necesario remover el pasado? Las resistencias son muchas: «No hay que juzgar a los padres, hay que perdonar...». No obstante, una reconciliación no puede pasar por alto el sufrimiento. Hay que reconocer las heridas y los malentendidos explícitos. es necesario expresar y aceptar la cólera para poder reparar el vínculo. La reconciliación nacerá entonces de la empatía natural. ¿Por qué contentarse con una relación superficial cuando se puede y es posible en la mayoría de los casos (re)crear una relación de intimidad y complicidad entre padres e hijos?
