El lenguaje de los sentimientos tiene su gramática. Conocer sus reglas y aprender a aplicarlas resulta indispensable para: Evitar comportamientos repetitivos que nos hacen fracasar en nuestras relaciones, una y otra vez. Responsabilizarnos de nuestros actos y sentimientos, sin necesidad de señalar culpables ni sentirnos víctimas de las circunstancias. Convertirnos en la persona que deseamos ser, cambiando actitudes, hábitos y pensamientos. Comunicarnos de forma efectiva con los demás, aprendiendo a conectar con sus sentimientos. Todo esto nos ayudará a convertirnos en personas que conectan con sus emociones, disfrutan con los retos y atienden a los impulsos de su corazón.