MAUPASSANT, GUY DE
Existen pocos grandes libros consagrados a la navegación de placer. Sobre el agua (1888) relata un crucero de Maupassant por la Costa Azul del Mediterráneo, desde Cannes hasta Saint-Raphaël, a bordo de su yate, bautizado con el mismo mote, Bel-Ami, que el protagonista de su inolvidable novela, aquel audaz y hermoso Jorge Duroy, convertido más tarde en el respetable Jorge Du Roy.
Pero además de un relato de viajes, de una descripción de los paisajes captados en toda su autenticidad de antaño, de una pintura de la vida marítima, este libro es una confesión. Maupassant nos habla de la vida literaria, de sus tormentos íntimos, de la sociedad, de las mujeres, de la ebriedad, de la enfermedad, de la tarea de escribir, de la soledad, además del mar y del viento. Y así, el lector se ve transportado no sólo a los lugares a los que el escritor viajó, desde las elegantes calles de Cannes transitadas por príncipes caídos, hasta las solitarias playas de Agay, sino también arrastrado a sus pensamientos y cavilaciones que, muchas veces, nos azotan como si de auténticas tempestades o vendavales se tratara.
La prosa de Maupassant, colorida, vívida y evocadora, exhibe en este libro una espontaneidad singular: «Me piden» confiesa el autor «que publique estas páginas sin continuidad, sin composición, sin arte,? que se interrumpen bruscamente, sin motivo, tan solo porque un golpe de viento ha puesto fin a mi viaje. Cedo a este deseo. Tal vez me equivoco». Corresponde al lector juzgar si hubiera sido preferible prescindir de un texto como Sobre el agua.
Guy de Maupassant (Dieppe, Francia, 1850 ? París, 1893) fue discípulo de Gustave Flaubert y coetáneo de Émile Zola, y escribió más de trescientos cuentos y relatos. La publicación de Bola de sebo (1880) le mereció el reconocimiento en el mundo literario. Entre sus temas más tratados se encuentran la Normadía rural, la pequeña burguesía, la mediocridad del funcionariado, la guerra franco-prusiana, las aventuras amorosas y las alucinaciones propias (como en La casa Tellier o Los cuentos de la becada). Destacó especialmente en el género del terror, llegándose a equiparar con un maestro como Edgar Allan Poe. En estos relatos es notable la obsesión del autor por la muerte y lo sobrenatural (¿Quién sabe?, La noche o El Horla). También es autor de cinco novelas. Pasó sus últimos años aquejado de los problemas psicológicos, que ya lo habían acompañado a lo largo de su vida, y fue ingresado en un manicomio, con graves síntomas de demencia.