RILKE, RAINER MARÍA
¿Qué jardines felices, bien regados sus árboles,
qué cálices de flores de tierno deshojarse
maduran las extrañas, las exquisitas frutas
del consuelo, las pródigas, halladas en el pasto
de tu propia indigencia? Año tras año,
te admira su sazón, la piel suave, su justa
medida, que por ti ha esquivado a las aves
volubles o, en el fondo, al celoso gusano.
¿Entonces es que hay árboles rondados por los
[ángeles,
cultivo de morosos y extraños jardineros?
¿Entonces nos dan fruto y no nos pertenecen?
Nuestro obrar prematuro y al poco nuevamente
marchito, nuestro ser, que es un bosquejo,
¿perturbó alguna vez sus intactos veranos?
«XVII», de Rainer María Rilke
Rilke no es propiedad del erudito. Es esperanza. ¿De cuántos poetas puede decirse que nos han sanado?
¿Y por qué eso no tiene más eco? ¿Por qué no somos más conscientes de que sí hay ciertas respuestas
que el espíritu humano ha desperdigado aquí y allá? Las necesitamos.
Por
Nació en Praga, Bohemia, República Checa (en aquellos años Imperio Austrohúngaro) en 1875 y murió el 29 de diciembre de 1926, en Val-Mont, Suiza. Es considerado por la crítica uno de los escritores más importantes del siglo XX. Escribió su obra fundamentalmente en alemán, si bien es autor asimismo de varias obras en francés. Sus obras fundamentales son, en poesía, las Elegías de Duino y los Sonetos a Orfeo y en prosa Cartas a un joven poeta y Los cuadernos de Malte Laurids Brigge. En 1912 visitó España (Toledo, Córdoba, Sevilla) y recaló en Ronda, donde residió durante dos meses y donde trabajó en la sexta de las Elegías de Duino. Al término de la I Guerra mundial se trasladó a Suiza y allí, en 1924 y en el cantón de Valais, empezó la redacción de sus poemas franceses, Vergeles y Cuartetos valaisianos, publicados en 1926, y Las rosas que no aparecería hasta después de su muerte, en 1949.