LEGATO, MARIANNE J.
La brecha fisiológica que separa a hombres y mujeres es muy amplia. Pero en el cerebro es donde este hecho más se aprecia, el órgano que alberga todo cuanto nos convierte en seres humanos: nuestras pasiones, nuestras percepciones y nuestra vida intelectual y emocional. Los hombres y las mujeres piensan de distinta manera, abordan los problemas de distinto modo, enfatizan la importancia de las cosas de diferente forma y experimentan el mundo que les rodea a través de unos filtros totalmente distintos. Pero estas diferencias no tienen que generar tensiones ni conflictos en nuestras relaciones. En el fondo, comprenderlas nos ayudará a acercarnos más y a aprender unos de otros. La neurociencia está descubriendo ahora que podemos cultivar las aptitudes del sexo opuesto, para el gran beneficio de todos.