THIRLWELL, ADAM
El héroe y narrador de esta novela se despierta en la cama de un hotel junto a una mujer que no es su esposa, sino una amiga de ambos. La sorpresa se transforma en profunda angustia cuando advierte que la cabeza de la mujer se encuentra sobre una mancha de sangre, posiblemente a causa de las drogas que ambos tomaron la noche anterior.
«Espero que si demuestro una sola cosa con este relato, ésa sea la importancia de las reglas vitales, razón por la cual quizá he decidido comenzar la historia de mi vida moral con este episodio de sangre. Creo que ése fue el momento en el que mis categorías habituales se desbarataron.» En efecto, asistiremos entonces a la caída libre de un personaje narcisista y politoxicómano que, hasta ese momento, llevaba una existencia confortable en la zona residencial de una megalópolis anónima. Allí vive junto a su esposa, el perro de ambos y un viejo amigo de la infancia en casa de unos padres tan comprensivos como consentidores. Éstos le han proporcionado una buena educación y lo han apoyado en todo, pero no pueden evitar observar con inquietud el hecho de que su hijo haya decidido abandonar un empleo seguro para atender la llamada de una tardía vocación artística.
Entre múltiples obsesiones y paranoias, sexo, drogas, violencia e infinitas elucubraciones circulares, los acontecimientos terminarán precipitándose y nuestro atribulado y neurótico héroe se verá empujado a cometer actos de cuestionable moralidad o directamente reprensibles, que rememora en estas páginas con franqueza y cierto pesar: «Y la verdadera vida (...), la única que ha sido verdaderamente vivida, es aquella que uno observa en retrospectiva desde una especie de distante punto en las nubes. Ese tipo de mirada podría describirse con la palabra literatura»
Adam Thirlwell nació en 1978 en el norte de Londres y estudió en Oxford. Política, su primera novela, se hizo acreedora al Premio Betty Trask y fue traducida a numerosas lenguas. La revista Granta, el gran árbitro del gusto de las letras inglesas, lo incluyó en su lista de «los mejores escritores jóvenes ingleses» tras la lectura en manuscrito, antes de su publicación, de su primera novela, Política: «Probablemente uno de los libros del año, Política es perspicaz y jocoso en una combinación que pocos autores han logrado conjugar con maestría. Un libro que es un placer, con una capacidad de observación que se transforma en risa y que coloca a Thirlwell en la incómoda postura de "muy prometedor"» (Kiko Amat, Rockdelux); «Adam Thirlwell, así de entrada, tiene todos los números para caer mal a cualquier plumilla de menos de 30 años. ¿Por qué? Pues porque, recién cumplido el cuarto de siglo, acaba de publicar una novela insultantemente buena» (Marilyn Chambers, Fake).