Situada en Brest en 1777, El Ancla de la Misericordia (1941) tiene como protagonista un muchacho embelesado por la promesa de la aventura que le hace el mar vecino, pero destinado, pese a su origen plebeyo, a ingresar en una escuela militar. A lo largo de sus páginas, recuerda los meses cruciales en su existencia en los que se ve envuelto en diversas peripecias en las que participan un forajido con peligrosas amistades, el fantasmal y temido pirata Petit-Radet y los vecinos y pescadores de Brest y alrededores, entre los que destaca, como espejo y mentor, el instruido, afable y viajado cirujano naval Jerôme Burns. Teñida de un hálito oscuro, en esta inolvidable novela de formación tanto como de aventuras, Pierre Mac Orlan (1882-1970) da una vuelta de tuerca a su modelo e inspiración -La isla del tesoro, de Stevenson- en un admirable ejercicio que la encumbra como una de las mejores obras de ambos géneros.
Pierre Mac Orland, aunque poco conocido entre nosotros, nació en Francia en 1882 y falleció en 1970. Es considerado en su país uno de los escritores más importantes de nuestro siglo. Antes de la experiencia dolorosa de la primer guerra mundial, Mac Orlan, bohemio por naturaleza, se había dedicado casi exclusivamente a escribir poemas y canciones, pintar y viajar. En los años veinte desarrollaría su mejor obra narrativa, de la que destacamos aquí Marguerite de la nuit (1925) y, sobre todo, Quai des brumes (1927), que le dio a conocer en el mundo entero y de la que se hizo más de una versión cinematográfica. Su Obra completa, recogida en 25 volúmenes un año después de su muerte y que hoy es inencontrble, le valió, en 1950, ingresar en la Académie Goncourt.