Insólito pedagogo, el autor de este manual (que hizo las delicias de Raymond Queneau) se dirige a los sedentarios, los «compañeros de fatigas», que ansían vivir grandes aventuras sin renunciar a una vida confortable: viajecitos cuidadosamente escogidos, ciudades y cabarets míticos, lecturas raras y esenciales; éstos son los ingredientes que permiten construir el decorado de una novela de aventuras y lanzarse a escribir como quien se hace a la mar, experimentando, eso sí, el riesgo en cabeza ajena. «Mac Orlan tiene una cosa de gran pirata, aunque mejor dicho es el escritor que ha dejado de ser pirata, pero aún toca el acordeón de la tarde como el ángelus supremo de la piratería.» Ramón Gómez de la Serna
Pierre Mac Orland, aunque poco conocido entre nosotros, nació en Francia en 1882 y falleció en 1970. Es considerado en su país uno de los escritores más importantes de nuestro siglo. Antes de la experiencia dolorosa de la primer guerra mundial, Mac Orlan, bohemio por naturaleza, se había dedicado casi exclusivamente a escribir poemas y canciones, pintar y viajar. En los años veinte desarrollaría su mejor obra narrativa, de la que destacamos aquí Marguerite de la nuit (1925) y, sobre todo, Quai des brumes (1927), que le dio a conocer en el mundo entero y de la que se hizo más de una versión cinematográfica. Su Obra completa, recogida en 25 volúmenes un año después de su muerte y que hoy es inencontrble, le valió, en 1950, ingresar en la Académie Goncourt.