En el presente volumen, Karl Popper examina varias cuestiones relativas al desarrollo del conocimiento, a la historia de la ciencia y a la filosofía de la ciencia, vistas a través de la moderna metodología, pero también se ocupa de problemas de política y sociología, siempre aplicando sus peculiares procedimientos semánticos, lógicos y gnoseológicos. Los ensayos y conferencias que componen el texto son variaciones de un mismo tema: la tesis de que podemos aprender de nuestros errores. Se trata de una teoría acerca del conocimiento y de su desarrollo, una teoría de la razón y una teoría de la experiencia que no se resigna al escepticismo y afirma que la ciencia puede progresar. El conocimiento científico avanza a través de anticipaciones injustificadas, de presunciones, de soluciones tentativas para nuestros problemas a las que llamamos conjeturas, que, a su vez, son controladas por la crítica, esto es, por intentos de refutaciones, entre las que se cuentan tests severamente críticos. La crítica de nuestras conjeturas es de importancia decisiva: al poner de manifiesto nuestros errores, nos hace comprender las dificultades del problema que estamos tratando de resolver. De este modo llegamos a adquirir un conocimiento más profundo del problema y a estar en condiciones de proponer soluciones más maduras: la misma refutación de una teoría es siempre un paso adelante que nos acerca a la verdad.
(1937-1945) Sir Karl Raimund Popper fue un filósofo, sociólogo y teórico de la ciencia nacido en Austria y posteriormente ciudadano británico. Estudió filosofía en la Universidad de Viena y ejerció más tarde la docencia en la de Canterbury de Nueva Zelanda y en la London School of Economics de Londres (1949-1969). Aunque se posiciona próximo a la filosofía neopositivista del Círculo de Viena, llevó a cabo una importante crítica de algunos de sus postulados. Acusó de excesivamente dogmática la postura de dividir el conocimiento entre proposiciones científicas, que serían las únicas propiamente significativas, y metafísicas, que no serían significativas. Para Popper, bastaría con delimitar rigurosamente el terreno propio de la ciencia, sin que fuera necesario negar la eficacia de otros discursos en ámbitos distintos al de la ciencia. Popper también es el artífice de la corriente epistemológica del falsacionismo. Para Popper, constatar una teoría significa intentar refutarla mediante un contraejemplo. Si no es posible refutarla, dicha teoría queda corroborada, pudiendo ser aceptada provisionalmente, pero nunca verificada.