Esta historia empieza con las aventuras de dos niños en el colegio de los padres hervacianos en la ciudad de Murania y concluye con el encuentro fortuito por la calle, muchos años después y también en Murania, con un hombre taciturno y desolado que despierta en el narrador los recuerdos de esos días pasados. Entre un tiempo y otro transcurre la juventud de dos amigos, sus viajes, sus primeros amores, los estudios en Madrid y en Salamanca, París y el Barrio Latino, los libros, el cine, las canciones... O quizá sea mejor decir que transcurren los eslabones del tiempo que escribe la memoria. O ese aire exacto y familiar de olvidos y recuerdos por el que todos algún día sabemos, quizá calladamente, dónde están si es que alguna vez los hubo esos campos de amapolas blancas y el desesperado sueño de su blancura.
Gonzalo Hidalgo Bayal nació en
Higuera de Albalat (Cáceres) en 1950. Es licenciado
en filología románica y en ciencias de la imagen por la Universidad Complutense
de Madrid. En la actualidad enseña literatura en un instituto de Plasencia.
Autor de dos ensayos literarios, Camino de Jotán
(1994) y Equidistancias (1997), Hidalgo Bayal se ha ido imponiendo como
un narrador singular y dotadísimo con obras como Mísera fue, señora, la
osadía (1988), El cerco oblicuo (1993) y Amad a la dama
(2002), y como una deslumbrante revelación con las dos novelas que Tusquets Editores ha
rescatado para su catálogo y que pronto se han convertido en obras de culto: Paradoja
del interventor (Andanzas 599), finalista del Premio Llibreter
2006, y Campo de amapolas blancas (Andanzas 660), saludada como «el
descubrimiento literario del año». (A.S. Harguindey, El
País). Con El espíritu áspero, Gonzalo Hidalgo Bayal
nos entrega ahora su novela más ambiciosa, un verdadero festín literario, donde
se alternan episodios joviales con consideraciones literarias o funden
ejercicios de estilo con vidas y personajes entrañables.