Tras resolver los complicados casos narrados en Balas de plata y La prueba del ácido, el detective Edgar «el Zurdo» Mendieta tendrá que sumergirse de nuevo en las redes del narcotráfico para ayudar ni más ni menos que a Samantha Valdés, jefa del Cártel del Pacífico. Y es que Valdés ha recibido un duro golpe: durante una reunión con otros jefes del narco para pactar una tregua que le siguiera el juego al Estado, han asesinado a su amante. Ahora busca venganza. Mendieta acepta ayudarla, sin imaginarse la maraña de sospechosos que lo conducirá a espacios de poder con los que ni siquiera había soñado. Mientras tanto, encontrará tiempo para investigar el asesinato de un dentista, enfrentar una acusación por tortura, «convivir» con su hijo Jason y reencontrarse con la madre de este, Susana Luján, a quien ha seguido desde Los Ángeles un marine que la pretende y con quien el Zurdo saldará cuentas. Acompañado de Gris Toledo, su leal y cada vez más perspicaz ayudante, el Zurdo deberá infiltrase en lo más hondo y oscuro de la «guerra contra el narco», sus figuras, sus traiciones y sus pactos.
Élmer
Mendoza, nacido en Culiacán (México) en 1949, es catedrático en la Universidad
Autónoma de Sinaloa. Como formador de novelistas coordina siete grupos de otras
tantas ciudades del país. De 1978 a 1995 publicó cinco volúmenes de cuentos y
dos de crónicas, y en 199X, su primera novela, Un asesino solitario, que
de inmediato lo situó, a juicio del crítico mexicano Federico Campbell, como
«el primer narrador que recoge con acierto el efecto de la cultura del
narcotráfico en nuestro país». Con El amante de Janis Joplin obtuvo el
XVII Premio Nacional de Literatura José Fuentes Mares y con Efecto Tequila quedó
finalista, en 2005, del Premio Dashiell Hammett. En 2006 apareció su cuarta
novela Cóbraselo caro. Arturo Pérez-Reverte dice de él que «es mi amigo
y mi maestro. La Reina del Sur nació de las cantinas, del narcocorrido y
de sus novelas». Balas de plata, merecedora por unanimidad del III Premio Tusquets Editores de Novela,
lo consagra como escritor de
primerísima fila en el panorama de la novela hispánica. El jurado
valoró en ella «la rabiosa modernidad en el uso del lenguaje, en la estructura
narrativa hermanada con los últimos lenguajes televisivos, y en el ritmo
endiablado que, como la mejor novela clásica, no da tregua al lector hasta su
desenlace».