Con claras influencias de la poesía oriental y del romanticismo occidental, La Serpiente Verde es uno de los cuentos fantásticos más seductores de J. W. Goethe. La alquimia de sus palabras domina y doblega las fuerzas mágicas de la naturaleza hasta convertir los sueños en realidad y transformar las enojosas cargas de la vida en nuevas esperanzas e ilusiones. Gracias a una refinada búsqueda filosófica y estética del mundo sensible, el universo interior del hombre sale a la superficie, las mujeres rejuvenecen y dan vida, mientras el oro se funde una y otra vez iluminando cada escena y paisaje de la narración. Como en una cadena se van entrelazando unos personajes con otros sin dejar nada al azar y sin que ningún eslabón quede suelto hasta que, finalmente, La Serpiente Verde cierra el círculo y, de la destrucción, se regenera la vida. Al tratarse de un relato lleno de simbolismo, se pueden hacer de él múltiples interpretaciones. Para los más aventurados, este breve escrito entraría de lleno en los más recónditos secretos de la Piedra Filosofal de los antiguos alquimistas, descubriéndonos con mágica sabiduría los arcanos del Gran Arte.
JOHANN WOLFGANG GOETHE (1749-1832) fue un hombre de saber enciclopédico, que con su vasta obra, que abarca desde poesía hasta tratados científicos, rompió con la encorsetada tradición de la Ilustración y abrió las puertas al movimiento romántico. Tras pasar su infancia y adolescencia en Fráncfort del Meno arropado por una familia de cierto estatus social y político, se trasladó primero a Leipzig y luego a Estrasburgo para estudiar Derecho. Durante su etapa universitaria, Goethe empezó a escribir. Se inició con la poesía, pero no se limitó a ella, también hizo incursiones en el ensayo y en el teatro (Götz von Berlichingen, 1771), y colaboró con una revista de su ciudad natal. En 1774, en apenas un mes, escribió Las penas del joven Werther. . Al año siguiente de su Werther el duque Carlos Augusto de Sajonia le invitó a que se estableciera en la corte de Weimar, donde ejerció diversos cargos a lo largo de su vida. Goethe fijó su residencia definitiva en Weimar, aunque realizó constantes viajes, el más largo de ellos el de dos años (1786-1788) que le llevó a diferentes ciudades italianas y durante el cual escribió los dramas Ifigenia en Táuride, Egmont y buena parte de Torquato Tasso. También durante su larga estancia en Italia empezaría a trabajar en su Fausto, obra cumbre de la literatura universal, cuya gestación se prolongaría prácticamente hasta el final de su vida (la primera parte vio la luz en 1806 y la segunda en 1831, un año antes de su muerte). Entre sus obras posteriores destacaron sobre todo sus novelas Años de aprendizaje de Wilhelm Meister (1796), Germán y Dorotea (1798), Las afinidades electivas (1809) y Años de peregrinaje de Wilhelm Meister (1821