La edad solo es un número y nunca puede ser un límite. Pino Montesdeoca tenía 53 años y toda una vida por delante cuando, después de estar al borde de la muerte, le propusieron hacerle unas fotos y presentarlas a una agencia de representación.Antes de eso había sido profesora, había gestionado propiedades en las Bahamas, viajado por todo el mundo con su marido y había disfrutado de la maternidad con sus dos hijas. Una vida anónima, discreta, perfecta para una mujer que siempre ha mirado mucho más adentro que a los focos.Pero también ha sido un espíritu inconformista, un carácter poco convencional que la llevó a casarse con solo diecisiete y a aceptar los desafíos que le han surgido en el camino. Y el último de ellos lo ha convertido en oro. Aquellas fotos fueron el comienzo de un viaje apasionante con destino a las mejores pasarelas de la moda, a las portadas de las revistas más prestigiosas, al reconocimiento como una de las mejores modelos españolas y al inicio de su carrera como actriz.Pino saca de cada episodio de su apasionante biografía una enseñanza inspiradora para mujeres que, como ella misma, creen firmemente que ..
Me llamo Pino Montesdeoca Pérez y nací en Las Palmas de Gran Canaria en 1962. Crecí hasta los ocho años en el barrio de Schamann, en la casa de mis abuelos, junto a mis padres, mis cuatro hermanos, mis tíos y primos. Me fui de casa con diecisiete años, cuando conocí al que sería mi marido, Bo. Mis estudios superiores los cursé en Suecia, donde viví y trabajé como profesora muchos años. En 1981 fui madre de mi primera hija, experiencia que volvería a repetir en 1985 cuando tuve a la segunda. Salí de Suecia en cuanto ellas se independizaron y me fui a los Balcanes con mi marido. Poco tiempo después, acepté una oferta de trabajo en Bahamas, donde estuve hasta que enfermé del dengue hemorrágico y tuve que abandonar la isla. Volví a España para recuperarme y empezó un nuevo capítulo de mi vida como actriz y modelo. Por el camino perdí a todos mis tíos y tías, a mi madre, a mi padre, a mi hermana y a mi marido. Yo sigo aquí.