A los veintiséis años, a Anabé le dijeron que tenía cáncer en la cara. Ese fue el principio de todo. Este libro es el testimonio real de esa experiencia. Pero no es un libro de autoayuda, ni un diario terapéutico, ni una lección de superación. La última planta es una novela de autoficción que transforma la enfermedad en literatura, la rutina hospitalaria en teatro del absurdo, el miedo en humor, el dolor en deseo. Aquí hay pasillos infinitos y hospitales laberínticos, pero también hay sexo, infancia, panderetas, entrevistas imaginarias con Dios y bodas sin pareja. Es una obra sobre el proceso de madurar y los cambios vitales. La narración se construye como un juego de géneros: una mezcla libre y valiente de fábula, ensayo, diario, poesía y teatro. Géneros para contar lo que no se puede decir de una sola forma. Porque todo parte de la literatura. Y todo hasta lo más crudo puede convertirse en ella.
Anabé Tarrou (Sevilla, 1995) es filóloga hispánica, escritora vocacional y lectora desde que Harry Potter le abrió la puerta y Albert Camus la empujó a atravesarla. Tiene una estampita de Lorca y una fotografía de Peri Rossi presidiendo su escritorio. También, un radar permanente para detectar autoras hispanoamericanas que le revuelvan el alma. Estudió en la Universidad de Sevilla, donde completó un grado en Filología Hispánica y dos másteres -en Profesorado y en Estudios Hispánicos Superiores- antes de desviarse por los senderos de la lingüística computacional y la psicología. Habla con acento andaluz, bebe café con devoción y escribe como quien necesita entenderse. El dios alucinógeno, escrito junto con Carles Tamayo, es su primer libro publicado. En 2026, aparecerá La última planta, su novela en solitario.