Una indagación paciente y necesaria que apunta a las raíces de la violencia que cunde en las escuelas. Lejos de toda intención puramente descriptiva, el autor toma partido. Sin vacilaciones, desenmascara las fuentes del mal que a él, como a tantos otros, también lo desvela. Recorre así el repertorio de creencias, prejuicios e intereses que nutren, con su ceguera e impunidad, la alarmante prosperidad de la violencia en las escuelas.