LÓPEZ CANALES, DAVID
En los años 50 del siglo pasado comenzaron a viajar a Japón los flamencos españoles. Lo hicieron, por temporadas larguísimas, artistas como Chiquito de la Calzada, Tomás de Madrid o Cristina Hoyos. Pero también empezaron a llenar los teatros japoneses genios como Antonio Gades o Paco de Lucía. Ellos son los responsables de la pasión por el flamenco que comenzó a extenderse en Japón.
Este libro habla de todos aquellos artistas flamencos, de sus orígenes y de sus fascinantes experiencias en aquel lejano y desconocido Oriente. Y también explica la historia de muchos de los japoneses que vinieron a la España de la Dictadura, dejándolo todo, para cumplir su destino más insólito: hacerse flamencos.
Unos encontraron en Japón dinero, fama y respeto. También conocieron a unos japoneses que resultaban las víctimas perfectas para su picaresca... porque si algo caracteriza a los flamencos es el reírse de todo y tomar la vida como llega. Los otros hallaron en el flamenco un arte tan ancestral como complejo, la forma de expresarse y romper la represión social. Y aquellos japoneses se preocuparon de entender el flamenco, de descifrarlo y de aprenderlo hasta que, de alguna manera, lo han hecho suyo.
Esta es la asombrosa historia de cómo el flamenco conquistó el alma de los japoneses.
David López Canales (Madrid, 1980) es periodista. Tras haber pasado por diversas redacciones de periódicos y revistas, la última la de Vanity Fair, donde fue jefe de actualidad y en cuyas páginas escribió por primera vez sobre Monzer Al Kassar, ahora colabora como freelance para diferentes publicaciones en todo el mundo. Durante los últimos años ha publicado en medios como El Mundo, El País, El País Semanal, Gatopardo o Newsweek, entre otros muchos. Adora las buenas historias, ya sean sus protagonistas criminales internacionales, como en El traficante -el primer libro que publica-, personas anónimas o artistas flamencos. Cree que todo el mundo tiene una gran historia por contar y para contar, y que la realidad es tan jugosa que supera con creces la ficción.