¿Qué soy? ¿Quién me ha creado? ¿Por qué estoy aquí? ¿Hacia dónde voy? Éstas son las preguntas para las que el espíritu humano pide respuesta, una respuesta urgente, de extrema necesidad. No hay circunstancia, hecho o elemento que no tenga su razón de ser, y así ocurre con el hombre. Todos los atributos y poderes que le otorga la naturaleza son transitorios, algo eventual. La única cosa que determina su existencia terrenal es el descubrimiento del alma.