Don Marcelino Menéndez Pelayo había dicho a su paisano José María de Pereda: Si quieres elevar un verdadero monumento a tu nombre y a tu gente, cuenta la epopeya marítima de tu ciudad natal . Sotileza, considerada por José María de Cossío no solo la mejor novela de su autor sino una de las mejores novelas del XIX . En un gran retablo aparecen aquí, en torno a la sugestiva figura de una muchacha, todos los tipos sociales del Santander de mediados de siglo y, sobre todo, con gran relieve, los rudos mareantes de sus costas. Sin duda, la mentalidad actual está muy distante del cerrado conservadurismo perediano que lamenta el fin de la raza avasallada por lo moderno. Pero resulta innegable la seducción de una novela que tiene algo de canto épico y mucho idilio.
José María de Pereda (Polanco, 1833-Santander, 1906) es, dentro del panorama narrativo del siglo XIX, el máximo representante del realismo costumbrista. Sus novelas y cuentos reflejan con extraordinaria vitalidad las costumbres de su tierra, Santander, y el sentir de sus gentes y tradiciones. Entre sus obras más conocidas encontramos varias que representan el tópico del beatus ille: Escenas montañesas (1864), El sabor de la tierruca (1882), Sotileza (1885), Peñas arriba (1895), La puchera (1889); pero también otras como De tal palo tal astilla (1880) o Pedro Sánchez (1895), testimonio de la Revolución de 1854. Fue miembro de la Real Academia Española desde 1896.