La crítica coincidiría en señalar que en La Puchera Pereda había alcanzado uno de los momentos más felices de su quehacer literario superando incluso, en algún aspecto novelesco, a relatos también regionales como El sabor de la tierruca o Sotileza, parcialmente lastrados por una estructura deshilvanada a modo de cuadros costumbristas. (...) Novela costera y rural La puchera, situada en un punto intermedio entre el campo y la ciudad -esta ciudad que simboliza los pecados de la civilización liberal, a juicio de Pereda- y, no obstante, dirigida a un público burgués en la doble acepción de este término, nostálgico de un mundo rural belloy puro, definitivamente abolido a finales del siglo XIX.
José María de Pereda (Polanco, 1833-Santander, 1906) es, dentro del panorama narrativo del siglo XIX, el máximo representante del realismo costumbrista. Sus novelas y cuentos reflejan con extraordinaria vitalidad las costumbres de su tierra, Santander, y el sentir de sus gentes y tradiciones. Entre sus obras más conocidas encontramos varias que representan el tópico del beatus ille: Escenas montañesas (1864), El sabor de la tierruca (1882), Sotileza (1885), Peñas arriba (1895), La puchera (1889); pero también otras como De tal palo tal astilla (1880) o Pedro Sánchez (1895), testimonio de la Revolución de 1854. Fue miembro de la Real Academia Española desde 1896.