JUAN PABLO II
En la Cuaresma de 1976, el cardenal Karol Wojtyla, arzobispo de Cracovia, predicó los ejercicios espirituales al Papa Pablo VI y la Curia romana. Entonces, para la mayor parte del mundo católico el joven arzobispo polaco era poco más que un desconocido. El día de su muerte en Roma miles de fieles procedentes de todo el mundo le despedían como Juan Pablo II el Grande. En el volumen Signo de contradicción, se recogieron entonces esas predicaciones del cardenal Wojtyla. En ellas mostraba la gran certeza de Cristo, revelador de Dios, redentor del hombre, centro del cosmos y de la historia . Reeditamos ahora esas mismas meditaciones que casi cuarenta años después nos llegan con una fuerza nueva, la de haberle visto encarnar en su propia vida todo aquello que predicaba. El cardenal Wojtyla, beato Juan Pablo II, fue también él mismo un signo de contradicción para el mundo, modelo de santidad heroica. Irrumpió en nuestras conciencias y en nuestros corazones con un chorro de luz y de fuerza que provenían de su fidelidad incondicional y heroica a Cristo y a su Iglesia . Para los que hemos vivido su Pontificad
«¡No tengáis miedo! ¡Abrid de par en par las puertas a Cristo!», fueron las primeras palabras de Karol Wojtyla al ser elegido Papa el 16 de octubre de 1978. Adoptó el nombre de Juan Pablo II, y tras veinte años de pontificado se le considera uno de los Papas más grandes de toda la historia de la cristiandad. Nacido en Wadowice (Cracovia, Polonia) el 18 de mayo de 1920, fue obrero y actor de teatro antes de ser ordenado sacerdote el 1 de noviembre de 1946. Posteriormente fue consagrado obispo el 28 de setiembre de 1958 y creado cardenal por Pablo VI en 1967. Apóstol incansable, ha viajado en nombre de Jesucristo por casi todos los países del mundo. Ha escrito miles de homilías, catequesis y otros documentos, así como extraordinarias cartas apostólicas y encíclicas. Su testimonio de vida e inquebrantable fe ha conmovido al mundo. A las puertas del siglo XXI es, sin duda alguna, el líder con mayor autoridad moral.