Corría el año 1886. Ernst Haeckel, el biólogo y filósofo prusiano divulgador de la obra de Charles Darwin, acuñó el término ecología para referirse a la ciencia que estudiaba las relaciones de los seres vivos entre sí y con su entorno. Siguiendo esta línea y en respuesta a las cuestiones candentes de la actualidad, Boris Cyrulnik elabora un nuevo y poderoso concepto, la «psicoecología», para demostrar cómo el entorno puede tener un impacto profundo en la construcción del cerebro, los estados del alma, la condición humana y el futuro de nuestras sociedades. El famoso neurólogo y psiquiatra francés recurre a un enfoque transversal (etológico, psicológico y sociológico) y ofrece un análisis sobre las consecuencias del estrés maternal excesivo, las dificultades relacionales, la adversidad educativa, las catástrofes sociales y medioambientales, entre otras, sobre el cuerpo y la psique. Asimismo, aporta interesantes datos y reflexiones sobre la relación entre hombres y
Boris Cyrulnik. Nacido en Burdeos en 1937 en una familia judía, sufrió la muerte de sus padres en un campo de concentración nazi del que él logró huir cuando sólo tenía 6 años. Tras la guerra, deambuló por centros de acogida hasta acabar en una granja de la Beneficencia. Por suerte, unos vecinos le inculcaron el amor a la vida y a la literatura y pudo educarse y crecer superando su pasado.
No es ni mucho menos gratuito que el Dr. Cyrulnik haya indagado tan a fondo en el trauma infantil: con siete años vio cómo toda su familia, emigrantes judíos de origen ruso, eran deportados a campos de concentración de los que nunca regresaron. "No es fácil para un niño saber que le han condenado a muerte". Era el típico caso perdido, un "patito feo" condenado a llegar a la edad adulta convertido en un maltratador, un delincuente o un tarado.
Boris Cyrulnik se transformó en un neuropsiquiatra, psicoanalista y estudioso de la etología, siendo uno de los fundadores de la etología humana.