En las fronteras, recordaba Marcel Mauss utilizando un juicio de Goethe, los científicos y los pensadores se comen (Mauss precisaba que Goethe utilizaba términos más prosaicos) entre sí, pero es en ellas, recordaba, donde se producen los movimientos más fértiles del pensamiento. Claro está: tales movimientos sólo llegan si la vigilancia de fronteras entre las disciplinas se relaja y el diálogo es algo más que una cortesía rutinaria. Defendiendo con radicalidad la sociología y la antropología empíricas, Bourdieu no dejó a su manera de hablar de filosofía y, cualquier lector cuidadoso lo advierte, de amarla. Este libro contribuye a mostrar de qué modo lo hizo.