ANA BASUALDO
Aun siendo éste el primer libro de narrativa de Ana Basualdo, muy lejos están estos cuentos de esa obra primeriza, algo frágil, aún prometedora que, no sin razón, lamentablemente, acostumbra a suscitar hasta en el lector más audaz toda suerte de suspicacias. Tal vez por ser escritora tardía, Ana Basualdo nos ofrece estos cinco relatos con la serenidad y la precisión de la madurez. Nos conduce sin tropiezos hacia un mundo en el que los rituales cotidianos de personajes periféricos, aparentemente vulgares y corrientes, al ser restituidos aquí por la memoria ostensiblemente distorsionante de la autora, cobran poco a poco, como en Yelow days o en El clan, matices de misteriosas ceremonias en las que sus oficiantes asumen repentinamente papeles algo brujeriles, en todo caso extraños, intrigantes. En Oldsmobile 1962, es un objeto, el coche, el que impregna de magia la mediocre vida de una familia anodina. Y Palma, la mujer sola ante un espejo negro. . . Es difícil, para quien lo ignora, detectar en esa escritura poética ?a veces levemente irónica? a la periodista que es Ana Basualdo, quizá porque ella insiste en que jamás se limitó en su actividad periodística a la simple relación de datos acumulados, sino que procuró siempre comunicarlos, una vez confrontados con los hechos, tal como los ha vivido y sentido ella. Así es cómo, en 1978, nos brindó la posibilidad de publicar, editados por ella, los escalofriantes diarios de José Luis Cerveto, más conocido como «el asesino de Pedralbes» (Autobiografía y diarios, n.º 87 de esta misma colección).
Ana Basualdo nació en Buenos Aires en 1945. Empezó la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires, pero, antes de terminarla, optó por el periodismo. Trabajó durante ocho años en el conocido semanario argentino «Panorama». En noviembre de 1976, se trasladó a España, donde reside desde entonces y donde ha estado colaborando regularmente en varias publicaciones. En la actualidad, coordina el suplemento cultural del diario barcelonés «La Vanguardia» y colabora en el semanario «El Periodista» de Buenos Aires. En 1980, publicó un ensayo sobre Julio Romero de Torres (Labor, Barcelona).