RIUS, ROSER
Ir a dormir implica separarse del padre y de la madre, dejar de jugar, quedarse solo y enfrentarse a la oscuridad... No es extraño pues, que a casi todos los niños les cueste ir a dormir y que inventen mil y una excusas para retrasar este momento. Tenemos que conseguir que, en una habitación agradable, acogedora y Ilena de las cosas que más les gustan, dormir sea un placer para los niños. No debemos hacer comentarios del tipo «si te portas mal, te irás a la cama», ya que así trasmitimos la idea de que ir a dormir es un castigo. Hay que evitar juegos y actividades movidas a última hora del día, e intentar no interrumpir bruscamente una actividad agradable para ponerlo a dormir. Si cada día Ilevamos a cabo una serie de rutinas antes de ir a dormir (bañarse, cenar, lavarse los dientes, hacer pipí, ponerse el pijama, dar un beso de buenas noches...). y además siempre lo hacemos en el mismo orden, transmítiremos una sensación de seguridad al niño. Si la oscuridad le asusta, podemos dejar una tenue luz encendida, o bien la puerta del dormitorio entreabierta. Es importante salir de la habitación antes de que se duerma, de manera que no se sorprenda si se despíerta y ve que está solo.