MEZRICH, BEN
Mark Zuckerberg y Eduardo Saverin no encajaban dentro de los cánones sociales de la Universidad de Harvard. Tímidos, poco agraciados físicamente y sin apellidos ilustres, sus compañeros les daban la espalda y, con ello, se esfumaba toda posibilidad de relacionarse con la mitad femenina del campus. Resignados, se refugiaban en sus ordenadores y en sus clases de matemáticas. Eran dos auténticos friquies.Una noche, en la que como otras tantas volvía sólo a su habitación, Mark Zuckerberg entró en los servidores de la universidad y copió los archivos del directorio de estudiantes, llamado facebook en inglés. Eliminó los nombres y las fotografías de los chicos y lo volvió a colgar en Internet, no sin otra pequeña modificación: los estudiantes podían puntuar el aspecto físico de cada una de las chicas. El experimento estuvo a punto de costarle la expulsión de la Universidad, algo que no le hubiera preocupado en absoluto porque acababa de crear el embrión de lo que en unos pocos meses iba a convertirse en Facebook, la red social más popular del mundo.La que sigue es una historia novelada en la que las fiestas locas, el sexo con mujeres despampanantes, el talento de sus fundadores, el dinero de los inversores y la traición entre amigos acaban conformando un relato muy poco habitual de la fundación de una empresa, al tiempo que constituye una lectura compulsiva sobre la pérdida de la inocencia de una generación que ha hecho de las redes sociales su hábitat natural.
Ben Mezrich (Boston, 1969) estudió en Princeton y en Harvard y es autor de de once libros, algunos de los cuales se han convertido en auténticos best-sellers, como por ejemplo Bringing Down the House (2003), libro en el que cuenta la historia del equipo de blackjack del MIT y que sirvió de inspiración para la película 21:Blackjack (2008).
Especializado en novelar historias reales, la redacción de sus libros le ha llevado a protagonizar aventuras inverosímiles, tales como escaparse a la carrera de la mafia japonesa tras haberse colado en un local de alterne de Tokio exclusivo para japoneses (durante la redacción de Ugly Americans) o bien pasar el control de seguridad del aeropuerto de Las Vegas con 250.000 dólares escondidos alrededor del cuerpo (para documentarse para el libro Bringing Down the House).