Ya desde una fecha tan temprana como 1961, los situacionistas disciernen los primeros signos del vasto movimiento de contestación total que algunos años después iba a sobrecoger a las sociedades industriales más desarrolladas. Tras décadas de humanismo e ilustración pseudorevolucionarios, los situacionistas serían los primeros en situar la causa de la revolución social única y exclusivamente en la experiencia vivida, en la dimensi<ín concreta de la vida. Si la revolución tiene alguna posibilidad, ésta pasa por su relación con la vida cotidiana. La política debe dejar paso a una revolución permanente generalizada en todos los aspectos de la existencia: las viejas nociones de pobreza v riqueza, fundamentadas exclusivamente en el proceso económico, deberán sustituirse por un concepto nuevo que haga referencia a la plenitud y a la satisfacción del deseo. Las energías de la nueva revolución provienen del rechazo dcl aburrimiento y de la insignificancia en que la inmensa mayoría de la gente se ve obligada a vivir.
Agudo e irreverente, Mario Perniola (Asti, 1941- Roma, 2028) logra capturar en sus ensayos la esencia de la contemporaneidad occidental. Hace girar su reflexión sobre tres ejes —arte, política, comunicación— que le permiten componer pequeñas postales, esbozos sorprendentemente precisos de la vida cotidiana. Además, claro está, de una vasta obra filosófica que lo sitúa como una de las figuras sobresalientes del pensamiento italiano y europeo. Entre las traducciones al castellano de su obra cabe destacar Contra la comunicación (Amorrortu, 2006), Del sentir (Pre-Textos, 2008), El sex appeal de lo inorgánico (Trama, 2014) y Los situacionistas (Antonio Machado, 2015).