HAMILTON, PATRICK
Londres, 1943. La miseria y los estragos de la guerra hacen mella entre los atribulados habitantes de la ciudad del Támesis. Como tantos otros en esos tiempos de penuria, la señorita Roach abandona la capital para establecerse en las afueras, en una mísera habitación en una pensión que había conocido épocas mejores y que ahora acoge a vidas solitarias. Entre aquellas paredes el horror de la contienda se presume muy lejano, apenas corren rumores y especulaciones, alimentadas por fragmentarias informaciones de periódicos y noticiarios cinematográficos. Porque la guerra de la sufrida señorita Roach, del pérfido e insoportable señor Thwaites, del misterioso señor Prest, de la intrigante alemana Vicki e incluso de los soldados americanos allí destinados, es una guerra en la que no hay bombardeos, ni muertes, ni tan sólo escombros: son los cortes de electricidad, las cartillas de racionamiento, la penosa calamidad de hospedarse en un tugurio o sobrevivir a las tediosas comidas en el salón común, lo que solivianta la existencia de unos seres a quienes la vida se empeña en maltratar con saña.