TERESA DE JESÚS
Las Moradas abren a cualquier lector un camino muy sencillo y humilde, practicable y eficaz. Este camino pasa por leer despacio el prólogo y dejarse llevar sucesivamente por los títulos de los 27 capítulos que constituyen el libro. Teresa de Jesús posee una habilidad singular para sintetizar en esos epígrafes lo que quiere decir, y no son más que un simple incentivo o aliciente que motiva al lector a internarse personalmente en el castillo teresiano. A su vez, el lector hará acopio de sus enseñanzas y caminará hacia la unión con Dios, pero sin olvidar nunca que la puerta para entrar en el castillo, es decir, en sí mismo y por ese camino llegar a interiorizarse y a engolfarse en Dios, es la oración. Para Teresa de Jesús la oración es una relación interpersonal, un trato de amistad entre Cristo y el orante, sin excluir de esa relación al resto de la humanidad.
Santa Teresa de Jesús, también conocida como Teresa de Ávila, (1515-1582) heredóde su madre el gusto por la lectura de vidas de santos y novelas de caballerías. A pesar de la inicial reticencia de su padre, ingresóa los veinte años en el convento Carmelitano de la Encarnación. Su vocación religiosa la llevóa emprender la fundación de quince conventos por Castilla y Andalucía, empresa que se recoge en el Libro de las fundaciones. Escribióacerca de la vida espiritual en Camino de perfección, que recoge el ideal de la Descalcez y en Las moradas del alma, que recoge consejos para la vida mística. Otras de sus obras más conocidas son sus Poesías y el relato de su vida, Vida de Santa Teresa de Jesús. Es uno de los grandes ejemplos del humanismo en España, alabada ya en su tiempo por la pureza de estilo, la gracia y la elegancia de su escritura.