María Pilar Martínez-Barca es todo un ejemplo de dedicación a la poesía. Todo cuanto toca está impregnado de poesía. Escribe desde muy joven, acaban de cumplirse hace poco 20 años de su primera publicación Epifanía de la luz, y siempre ha mostrado una gran sensibilidad y una vena mística, que une a Dios y a la naturaleza. El tema central de su lírica es el amor. El amor como forma de viaje. El viaje como tránsito hacia la espiritualidad. El amor y la espiritualidad como cimas de una única montaña, a la que aspira, hacia la que siempre está en camino. Los libros de María Pilar Martínez Barca son más bien poemarios de exaltación. Libros que recuerdan un instante irrepetible como Historia de amor en Florencia (1989), la magia de las pequeñas cosas y de la luz como sucedía en Flor de agua (1994) o el madrigal puro a la pasión y a la amistad en Se está bien aquí. Diario de una amistad (2002) y El corazón en vilo (2005). María Pilar posee un apetito de felicidad y de alegría, y la encuentra en los pequeños gestos de cada día, en las aventuras de la imaginación, en las palabras hermosas y, sobre todo, insisto,