Prologar un asunto de tanta importancia y tanta trascendencia para la sociedad actual y sobre todo para la sociedad del futuro, como lo es la construcción
de la verdad en los procesos judiciales, en cuya cabeza se encuentran los medios masivos de comunicación social, implica sumarse a una ancestral discusión sobre la verdad, incógnita que sólo se puede despejar en la medida que no hay verdades absolutas, sino que su construcción depende del actor que la esté contando.