Los escudos labrados que engalanan las orgullosas fachadas, saben de hielos, de soles impetinentes, de canteros,d e artesanos de trabajo duro y, sin lugar a didas, han sido mudos testigos de historias personales a millares, sin duda saben mucho de las inquietudes y preocupaciones, grandes o pequeñas, de quienes habitaron en esta Villa en tiempos pasados.