BERNABÉ GISBERT, AITANA
Es la historia de una niña de papel a la que encerraron en una caja de cartón y como no recuerda quien es ni lo que hace en la caja, poco a poco se va poniendo un nombre, una historia...
La niña de papel de la caja de cartón decidió llamarse Luna. Para diferenciar lo que está encima de la cabeza de lo que está debajo de los pies, la niña ha pintado un círculo amarillo y lo ha llamado Sol y una espiral y la ha llamado Tierra. También ha aprendido a contar sus pasos. Todos los pasos juntos son el tiempo. Y ahora, está tan contenta, que tiene ganas de reír y cantar.
¿Sabéis que en la garganta hay cuerdas como las de la guitarra? Nuestra garganta es la guitarra que hace sonar el Viento. Para hablar, primero, hay que conocer al viento. ¿Vienes a conocerlo tú también?
Nací en Valencia. Mi destino fue recoger las semillas de una familia de curiosos inquietos, apasionados de los colores, el saber, la alimentación, la tierra, las plantas? Todo aprendizaje se recibía con ingenuidad y entusiasmo. Y se me pegó. Los mejores recuerdos de mi infancia son momentos de descubrimiento y creación.
Quería estudiar Física pero acabé licenciándome en Bellas Artes. Terminé la carrera con la firme voluntad de recuperar la frescura y la tozudez de la infancia y en ese momento pensé que el público que con más entusiasmo percibiría mis deseos serían los niños y niñas. Así empecé con la literatura y la ilustración infantil. En Valencia participé, como autora o ilustradora, en la publicación de varios libros de una pequeña editorial emergente. Más tarde me trasladé a Barcelona donde me sumergí apasionadamente en el mundo de los títeres. Desde entonces he colaborado con alguna compañía de títeres, aparte de realizar un espectáculo propio así como varias exposiciones.
La diversidad de mis intereses me ha llevado a fundir la pintura con los títeres, con la poesía, con el cómic? Nunca me he centrado en una técnica. Mi preocupación siempre ha sido el tener algo que contar procurando ponerle los mínimos límites posibles.
