BERGAMÍN, JOSÉ
La decadencia del analfabetismo y La importancia del Demonio, dos magistrales ensayos del mejor estilo aforístico bergaminiano, fueron publicados en 1933 en la revista Cruz y Raya. El primer ensayo de este libro opone la cultura espiritual y analfabeta propia del niño, que ejercita la palabra y el pensamiento como puro juego, al monopolio de la cultura literal, letrada o literaria, que se inició a partir del sigloXVIII con el Siglo de las Luces y que desde entonces la persigue para erradicarla. Para Bergamín, la decadencia paulatina del analfabetismo supone la quiebra de todos los valores espirituales, pues las letras muertas ;el orden alfabético; sustituyen a la palabra viva, y eso es sencillamente la muerte de la poesía. El segundo es una aguda reflexión sobre la conveniencia de entender cabalmente al Demonio y así comprendernos mejor y comprender cómo es el mundo. Para Bergamín, el Demonio está en todas partes, pues este Príncipe o principio de las tinieblas, que representa entre otras cosas la multiplicidad del ser y el principio esencial de la negación o de la nada misma, siempre quiere dividir nuestro total sentido humano de la vida en todos los sentidos, tentándonos sin descanso «para confundir nuestra percepción natural y sobrenatural del mundo» e intentar «hacernos como él quiso ser: como Dios o como nada».
José Bergamín (Madrid, 1895-San Sebastián, 1983). Poeta, dramaturgo y prosista de la Generación del 27, es una de las personalidades más sugestivas de lo que ha dado en llamarse la Edad de Plata de la literatura española. Bergamín aporta a la cultura de nuestra lengua su polifacética y multiforme actividad creadora, caso único, quizá, en nuestra literatura, con una vasta creación literaria. Además, hay que añadir la fundación y dirección de revistas, como Cruz y Raya y España Peregrina y su labor al frente de la editorial Séneca. Su obra se enriqueció durante los largos años de exilio; período durante el que escribió diversas obras de teatro y, así mismo, destacó como articulista en periódicos y revistas como Taller, Hoy, El Hijo Pródigo, España Peregrina de México y, sobre todo, El Nacional de Caracas. En 1958, se le permitió regresar a España, aunque, cinco años después, fue de nuevo expulsado, volviendo definitivamente a Madrid en 1970. Aquí escribió y publicó la mayor parte de su obra poética y continuó con sus artículos periodísticos en Sábado Gráfico, sobre todo. Murió en San Sebastián, en 1983, cansado de ser español.