AGATHE CORTES / NARANJALIDAD (Ilustración)
¿Hasta dónde estás dispuesta a llegar por tu sueño? Alicia sueña con ser actriz. Hace las maletas y se traslada a París.
En la ciudad del Sena conoce a Lisa y a Aurore.
Y lo que empieza como un sueño se convierte en una auténtica pesadilla. Haciendo gala de un estilo lleno de frescura y brillantez, Agathe Cortés parte de una situación real de acoso en el mundo del teatro para recrear el descenso de Alicia a los infiernos. Gacelas que comen leones es una lección magistral de empoderamiento femenino y de resiliencia. Una historia de amistad, de celos, de superación, de trastornos de conducta alimentaria, de convencionalismos y de etiquetas. Una novela emotiva sobre el poder de la amistad entre mujeres y el amor en el sentido amplio de la palabra. «El piso había quedado precioso. Mi madre me regaló una gran sonrisa. Paris, c#est Paris, me susurró. Solo faltaba el toque final y el más importante: el teatro. Me despedí de ella delante del taxi y contuvimos alguna que otra lágrima. Me quedé en la calle hasta que el vehículo desapareció a lo lejos. [...] Estaba sola, con la chaqueta de cuero, los labios rojos y en medio de la capital francesa a dos días de empezar lo que más anhelaba, hasta ahora la parte más excitante y dolorosa de mi existencia».
Agathe Cortes, es francesa y nació en Madrid en 1994. Su nombre de verdad es Agathe, y la ?e? no se pronuncia. En 2017, se matriculó en la Sorbona, en París, con un Master de Investigación en Literatura Moderna. Está especializada en teatro y en la Historia contempránea, particularmente en la del Holocausto. Le gusta jugar entre realidad y ficción. Desde niña quiso ser actriz, por lo tanto, en paralelo a sus estudios se formó durante cinco años en una escuela profesional para perseguir su sueño y seguir bailando. Pasó el último año de su carrera en Montreal (Canadá), bajo un metro de nieve, dónde se reconcilió con la fugacidad del tiempo y encontró espacio para escribir su primera novela: De aquí a Roma, y vuelta. En septiembre de 2018, en Madrid, quiso contar historias reales, las de los que necesitan voces, e integró el mundo periodístico gracias al Master de El País.