Con «El interrogatorio», donde el escritor rumano Norman Manea narra cómo un pequeño respiro que otorgan a una presa revela la inconsistencia de su verdugo, arranca Felicidad obligatoria, un volumen compuesto por cuatro relatos que transportan súbitamente al lector a las vicisitudes cotidianas en un Estado policial grotesco pero temible. «Biografía robot», el segundo relato, traza las carreras de unos camaradas en Bucarest, defensores a ultranza de la revolución. Le siguen «Una ventana a la clase trabajadora», donde una injusticia se convierte en el remoto motivo de un juicio ante la Suprema Corte, y «La gabardina», en el que se desatan las sospechas cuando, tras marcharse los invitados de una cena, queda olvidada una gabardina muy parecida a la que llevan los agentes de la policía de seguridad. Cuatro historias que destilan esperanza y terror, miedo y solidaridad, y que, en los más variados registros del lenguaje, muestran la festiva trivialidad de la vida al tiempo que la dolorosa búsqueda de un ideal.
Norman
Manea nació en la región de
Bucovina, Rumania, en 1936. Deportado en la infancia, junto con su familia, a
un campo de concentración ucraniano, vivió en su juventud la ilusión de la
utopía co-munista, de la que pronto se distanció. Ingeniero de formación, desde
1974 se dedica exclusivamente a la literatura. Es autor de novelas, cuentos y
ensayos que le valieron una creciente hostilidad por parte de la dictadura de
Ceaucescu. En 1986 se exilió, prime-ro en Alemania y dos años después en
Estados Uni-dos. En la actualidad vive en Nueva York, donde es profesor en Bard
College. Manea es una de las voces rumanas más críticas y más interesantes de
su generación, y ha obtenido numerosos galardones internacionales, entre ellos,
el MacArtur
Prize en 1992, el National Jewish
Book Award (1993), el Nonino
International Prize (2001) o el
Napoli
Prize for Fiction (2004), y su
libro El regreso del húligan acaba de recibir el Premio Médicis a la
mejor novela extranjera.