JORGE, LÍDIA / ARTURO REVUELTA (PORTADA) (Ilustración)
Por un lado, hay en sus páginas una melodía propia, pautada en paralelismos y repeticiones, en el contrapunto entre la voz que narra y el decir de los personajes, en palabras sin lugar en los diccionarios, que solo existen en los límites del lenguaje; una cadencia que se acompasa a los fragmentos de la Oda Marítima de Álvaro de Campos o de la Ilíada. Más allá de la mera cita, los versos pessoanos y homéricos cumplen en la trama una función esencial, alentando la germinación de nuevas historias. Además, en Estuario, se nos invita a reconocer valores simbólicos en diferentes elementos, especialmente en los espacios. La casa, con sus numerosos dormitorios, con su biblioteca, techos, ventanas y balcones, ofrece su seno protector, abriga a sus habitantes y, al mismo tiempo, los enfrenta. Y, por supuesto, el estuario lisboeta, remanso donde acaban todos los recorridos, en el que se funden y transforman las historias individuales antes de diluirse en la inmensidad totalizadora del mar
María Jesús Fernández
Lídia Jorge nació en el Algarve (Portugal) en 1946. Su primera novela,
O Dia dos Prodígios (1980) supuso un importante acontecimiento literario,
e inició una nueva etapa en la narrativa portuguesa reciente. O Cais das Merendas (1982) y Noticia de la ciudad silvestre (1984) fueron ambas distinguidas con el Premio Literario del Municipiole Lisboa; después vinieron La costa de los murmullos (1988), A Última Dona (1992), O Jardim sem Limites (1995), galardonada con el Prémio Bordallo de Literatura da Casa da Imprensa, A Maçon (teatro, 1996) y Marido e Outros Contos (1997). El fugitivo que dibujaba pájaros (1998) se ha publicado con gran éxito de crítica en ocho países europeos y en Estados Unidos, y ha merecido los siguientes premios: el Dom Diniz, el Bordallo, el del Pen Club portugués, el Máxima y el Jean Monnet de Literatura.