Estas obras de arte representan un testimonio incomparable de la forma de sentir y la cultura de épocas pobres en testimonios literarios, constituyendo, por lo tanto, un instrumento de conocimiento histórico más directo e insustituible. El ingente número de marfiles, códices miniados y objetos de orfebrería, además de constituir un patrimonio artístico en el sentido más estricto, representa un patrimonio cultural, un medio privilegiado de conocimiento y riqueza casi ilimitada. A esto debe añadirse que la obra de arte «menor», debido a su naturaleza intrínseca de objeto y a la solidez del material empleado en su confección, ha tenido el privilegio de una conservación frecuentemente óptima, privilegio del que no han gozado las obras de arte «mayor».