SÁEZ ABAD, RUBÉN / JOSÉ MIGUEL ROMAÑA
El reinado de Carlos III estuvo completamente condicionado por la herencia recibida de su padre Felipe V, además de por la humillación a que el propio Carlos se vio sometido frente a la escuadra inglesa cuando era rey de Nápoles. Esa animadversión hacia Inglaterra marcaría su vida, sucediéndose los enfrentamientos contra esta potencia durante buena parte de su reinado. Los fracasos militares fueron la tónica dominante durante la Guerra de los Siete Años (1756-1763), destacando la pérdida de La Habana y Manila; sin embargo, los ejércitos españoles consiguieron importantes triunfos frente a los portugueses en América del Sur. Aunque ambas plazas fueron devueltas en última instancia a su legítimo propietario, debió pagarse un alto precio por ello. El Norte de África constituiría durante el reinado de Carlos III otro de los escenarios calientes. A la exitosa defensa de Melilla en 1774-1775 frente al Sultán de Marruecos, le siguió el estrepitoso fracaso contra Argel ese último año. No obstante, la diplomacia se encargaría de solucionar aquello que no habían logrado las armas. Mejor suerte tendría España
Rubén SÁEZ ABAD. Rubén Sáez Abad (Teruel, 1978) cursó sus estudios de Humanidades en la Universidad de Teruel, realizando su doctorado en Historia Antigua en la Universidad Complutense de Madrid. Su tesis doctoral, titulada "La Poliorcética en el Mundo Antiguo", fue galardonada con el Premio Defensa 2004 en el apartado de Geografía e Historia Militar. Entre sus publicaciones relacionadas con el tema de este libro pueden reseñarse artículos como La maquinaria bélica en Hispania. Crónica de un siglo de investigaciones, La artillería en las batallas campales en el mundo grecorromano o El ariete: la más antigua de las máquinas de asedio, así como su participación en diversos Congresos y Jornadas de Investigación especializadas. Ha coordinado, en colaboración con la Dra. Pilar Fernández Uriel, las Jornadas sobre "Armas, legiones y limes: el ejército romano", celebradas en la UNED y el Museo Arqueológico Nacional en octubre del año 2005. Asimismo, su trabajo en el plano teórico se complementa en la práctica con la reconstrucción y funcionamiento a tamaño real de muchas de las máquinas empleadas por los ejércitos grecorromanos que aparecen descritas en esta obra.