BUSTAMANTE, ANTONIO
El Tinglado es un ejemplo de que lo interesante puede ser divertido, y lo innovador, comprensible. Como toda obra innovadora, El Tinglado nos obliga a percibir lo existente bajo otros patrones y así descubrimos que, a veces, lo que nos parecía irreal no es más que una realidad disparatada que nuestro mecanismo de percepción se niega a procesar porque, al percibirla incoherente, le parece imposible. Al aceptar lo que la realidad nos presenta, sin imponerle condiciones de coherencia y sin mandar al reino de lo absurdo todo lo que nos sorprende, el resultado no puede dejar de ser enriquecedor. Así, fiel a esta actitud de relatar lo inconsistente sin juzgar su aparente falta de coherencia, la prosa de Bustamante entra en ta tradición de las vanguardias europeas y americanas que nos han dado a Kafka o a Cortázar: Su gusto por jugar con las formas y las ideas produce una narrativa tan metafísica como patafísica, tan seria como jocosa. Esta manera de narrar es, en esta obra, un medio para llegar, más allá de la mera descripción, a la aparente sinrazón de las organizaciones internacionales en las que tienen lugar situaciones que sólo son posibles en el seno de un tinglado como el que aparece en esta novela.