Los diez cuentos de El peso de los sueños transmiten una visión premonitoria y fatalista, utópica y severa del mundo. En sus páginas encontramos Ejércitos de sectarios que comienzan inopinadamente a extenderse por todas partes, individuos anónimos que se esfuerzan por detener el paso del tiempo, visionarios que son laminados por los mecanismos coercitivos del Estado, leyes que implantan por la fuerza el socialismo emocional, industrias que fabrican desdicha, personajes de ficción que naufragan en la realidad, resurrecciones masivas de la carne. Pese a la tenue separación que existe entre lo hermoso y lo terrible, estrechamente emparentados entre sí según nos enseñó Rilke el poeta, la impresión que deja El peso de los sueños es que, al margen de tantas desdichas como suceden, en palabras de Jorge Guillén, el mundo está bien hecho.