Era de justicia que las Catequesis mistagógicas de Teodoro deMopsuestia vieran por fin la luz en castellano, y lo hicierandirectamente del siriaco, la lengua en la que, de forma milagrosa, han pervivido al proceso de destrucción que sufrió la obra del eminenteteólogo antioqueno. Este volumen recoge las seis últimas, que seocupan de los misterios cristianos, aquellos en los que la fe de losseguidores de Jesús se experimenta en la celebración eclesial. Con unestilo sencillo y directo, Teodoro desarrolla en sus Catequesis unaconcepción del bautismo como acceso y participación en la vida nuevade la resurrección, incoada místicamente por el sacramento del agua ydel Espíritu, y alimentada por la eucaristía.
Teodoro de Mopsuestia nació en Antioquía, de una familia distinguida, hacia 350. Amigo de Juan Crisóstomo, fue discípulo de Libanio, el gran maestro de retórica. Tras recibir el bautismo con veinte años, se retiró al «asketikon» (grupo de ascetas entregados a la oración y el estudio bíblico) que dirigía Diodoro, fundador de la escuela teológica de Antioquía. Durante aquellos primeros años de vida ascética, Teodoro sufrió una crisis vocacional en la que sopesó la posibilidad de casarse, ejercer la abogacía y establecerse en la sociedad. Pero su amigo Crisóstomo lo disuadió dirigiéndole su escrito «Ad Theodorum lapsum». Ordenado sacerdote por Flaviano, patriarca de Antioquía, en 383, se estableció en Tarso junto a su antiguo maestro Diodoro, a la sazón obispo de la ciudad. El año 392, tras las célebres controversias con los obispos macedonios en Anazarba sobre la encarnación, Teodoro fue nombrado obispo de Mopsuestia por ser un insigne defensor de la ortodoxia. Después de su muerte, acaecida el año 428, su fama como exegeta y teólogo no dejó de crecer, siendo considerado un eminente doctor y maestro de espiritualidad en el Oriente cristiano.
