Darwin consideraba que los seres humanos formamos parte de la red de la vida, no la cúspide de una jerarquía natural. Sin embargo, hoy muchos siguen convencidos de que somos la especie más inteligente, virtuosa y exitosa que ha existido. Este pensamiento erróneo nos permite explotar la Tierra en beneficio propio, llevándonos a un peligroso desequilibrio planetario. Pero ¿es inevitable esta visión y forma de vida? El mono arrogante demuestra que el excepcionalismo humano es una ideología que depende más de la cultura que de la biología, más de la ilusión y la fe que de la evidencia.
Christine Webb, primatóloga de Harvard, lleva años investigando las ricas vidas sociales, emocionales y cognitivas de nuestros parientes más cercanos. Pone al descubierto los sesgos con que muchas investigaciones científicas juzgan a otras especies y revela la complejidad ?a menudo ignorada? del mundo no humano: desde el lenguaje de los pájaros cantores y los perritos de las praderas hasta las culturas de los chimpancés y los peces de arrecife, o la sorprendente inteligencia de las plantas y los hongos. Con relatos fascinantes y nuevas investigaciones, nos ofrece una perspectiva transformadora para comprender a otros seres vivos en sus propios términos, una visión que está revolucionando nuestra manera de entender tanto a los demás como a nosotros mismos.
Las críticas al excepcionalismo humano suelen centrarse en nuestra obligación moral hacia las demás especies, pero olvidan lo que también podríamos ganar si desmontamos nuestras ilusiones de singularidad y superioridad. Este cambio de perspectiva nos llena de asombro y satisface uno de nuestros deseos más profundos: el de pertenecer al gran conjunto del que formamos parte. Lo que está en juego es una forma de vida mejor y sostenible, con el potencial de sanar y regenerar nuestro planeta común.