LOTHAR, OCTÁVIO
En el curso de uno de sus viajes, mientras deambulaba por el bazar de la medina de Alepo, Octávio Lothar halló un atado de doce cartas, escritas en francés, destinadas a alguien que residía en Europa. Cerrada la compra de las cartas, constató que eran unas epístolas amorosas que una misteriosa mujer llamada Denise dirigía, desde un serrallo, a su amado Pierre. Octávio Lothar no ha podido averiguar cuándo se escribieron las cartas ni si todo lo que en ella s se cuenta ocurrió en Turquía, Persia o Siria. Sea como fuere, Denise, al parecer contratada para supervisar la «economía de la libido» de un harén oriental, va describiendo a su lejano amado los aspectos más inusitados y las peripecias más llamativas de la vida en un recinto al que la mayoría tiene vedado el paso. Misiva a misiva, Denise describe las costumbres que rigen la estricta a la vez que regalada vida de las cautivas, la encarnizada lucha que entablan las favoritas por ganarse el aprecio del sultán, las intrigas de los eunucos, los castigos que se imponen a quienes transgreden las normas y, en fin, toda la sensualidad que rezuma un lugar secreto donde numerosas mujeres sólo tienen un deseo: conseguir ser gratas a un hombre, el sultán, al que temen y, al mismo tiempo, adoran. De inicio abrupto, desarrollo lleno de imprevistos y final enigmático, El impudor de la mirada es la única ofrenda que una mujer occidental podía hacerle a su amado: el relato fiel de lo que ven sus ojos carentes de todo pudor.
Octávio Lothar nació en Estambul en 1942. Hijo de
un diplomático portugués, Lothar, historiógrafo y aventurero, recorrió durante
años Oriente Próximo, recabando información sobre las costumbres cortesanas en
ciudades que estuvieron bajo el dominio otomano. Regresó a Europa en 1986. El
conjunto de cartas que componen El impudor de la mirada forma parte precisamente del
material bibliográfico reunido durante sus viajes.