Amelia Ivanosen, princesa de Wesloria, había estado coqueteando y esquivando por muy poco los escándalos. Antes de que hiciera algo demasiado extravagante, la enviaron a Inglaterra y contrataron a Lila Alexander, ilustre casamentera de la alta sociedad.Mientras estaba alojada en la finca de unos amigos de la familia, los Iddesleigh, lady Alexander fue presentándole a varios solteros muy codiciados, pero no surgió la chispa. Parecía que a la princesa solo le atraían los hombres poco adecuados para ella.Junto a la finca de los condes de Iddesleigh vivía Joshua Parker, el duque de Marley, un hombre hosco y solitario. Por un buen motivo: su esposa había muerto al dar a luz y su hija tampoco la había sobrevivido. Cuando un buen amigo de Joshua lo arrastró a una velada en casa de sus vecinos, Amelia y él se desagradaron al instante. Sus bromas eran sarcásticas y acaloradas. Él era un presumido y un sabelotodo. Ella era una princesa egocéntrica y molesta.Entre ellos sí saltaban chispas o, más bien, fuegos artificiales, pero se odiaban.Entonces, ¿por qué no podían dejar de pensar el uno en el otro?
Julia London vive en Austin (Texas), con su pareja Louie y dos enormes perros, pero cuando el calor se hace insoportable se va a Taos (Nuevo México). Cuando está en Austin se dedica a escribir, que es su gran pasión. Afirma que se pasa los días creando mundos imaginarios en su mente, opuestos al que vivimos hoy en día. Sus series Los libertinos de Regent Street, La trilogía de las hermanas Lear (Esencia), Thrillseeker Anonymous, de próxima aparición en Esencia, y La trilogía de la familia Lockhart (Booket, 2007) han obtenido un enorme éxito internacional, que se ha repetido con la serie Debutantes desesperadas, a la que pertenece Los peligros de mentir a un vizconde, su tercer y último volumen.