Los filósofos nos han transmitido la «razón griega pero ha sido un dios, Dionisio, quien nos ha transmitido el «pensamiento salvaje» de Grecia. Este estudio de antropología histórica establece, a través de métodos minuciosos, que la «materia prima» de¡ dionisismo es un sistema religioso muy antiguo que se sitúa bajo la tutela de la diosa Tierra. También otras divinidades, Deméter en primer lugar, conservan el mismo fondo bajo una apariencia de rituales secretos exclusivamente femeninos. Pero bajo esta forma, la religión de Tierra es a la vez «salvada» y marginada: se ve relegada al ámbito de las mujeres. Dioniso, en cambio, se da a todos. Es el dios a la vez transgresor y central. Se rodea gustoso de mujeres, pero es también benéfico para ¡os hombres, a los que permite encontar al otro en sí mismos. Gracias a él, Grecia dispondrá de su pasado lejano no sólo como de un rescoldo bajo las cenizas, sino como de una llama viva que se levanta, maravillosa y paradójica, en el presente positivo de la «Razón».