ZAMORA, ÁNGEL
«Yo no creería más que en un dios que supiese bailar», hace decir Nietzsche al protagonista de Así habló Zaratustra. La danza para unos es su medio de vida, para otros una forma de divertirse, y para algunos, el modo de expresar sus ideas, sentimientos, ante la divinidad o ante la comunidad. Sin duda que este grupo es muy limitado en la actualidad, puesto que muchos condicionantes, y uno de los más importantes, la cultura, han ido relegando la danza a algo minoritario, a pesar de que la mayor parte de las manifestaciones de alegría, se expresen con danzas más o menos organizadas, pero danzas al fin y al cabo. Danzas del mundo/2 recoge 105 danzas de diferentes culturas y latitudes. Están organizadas con finalidad pedagógica que pretende el desarrollo del ritmo, la creatividad, la dimensión espaciotemporal, la conciencia de sí mismo, la atención, y tantos otros aspectos que conforman el desarrollo integral de la persona. ¿Por qué las danzas del mundo? Entre otras cosas por su música sencilla, marcada y fácil de seguir, sus coreografías asequibles a todo el mundo, porque son expresión de la cultura de un pueblo, con la riqueza que eso supone de unión, fraternidad..., porque es fácil Ilegar a ellas, por su origen común. Hacerse a sí mismo y hacer comunidad. Esas serían las dos grandes ideas que las danzas nos pueden aportar. Los educadores debemos intentar descubrir sus valores educativos para contribuir al desarrollo de un mundo mejor y de una sociedad diferente.