El campo de la comunicación se caracteriza, aparentemente, por la dispersión de áreas. Pero bajo esta «dispersión» subyace cierto número de planteamientos indagatorios acerca de qué puede entenderse como lo comunicativo, interrogante que ya formulaba la sociedad griega clásica. La paradoja según la cual se considera nuevo el ámbito de la comunicación cuando existe tan antigua tradición relacionada con ella, sólo aparece si no se tiene en cuenta que la investigación sobre la cultura y la comunicación de masas es el resultado de la integración de tan variadas tradiciones y herencias como las de la filosofia, la sociología y la lingüística, entre otros sectores objeto de la investigación social y humanística. Así, pues, la comprensión general de los procesos comunicativos y culturales de las sociedades actuales sólo puede alcanzarse mediante una conjunción teórica, epistemológica y metodológica muy variada. Esta conjunción hace que se considere a las ciencias culturales y comunicativas como un saber puente capaz de alcanzar, en cierto sentido, el ideal ilustrado de una síntesis comprensiva que proporcione explicaciones adecuadas a los complejos niveles implicados en la actividad simbólica e ideológica de nuestras sociedades contemporáneas