Los guisantes, las habas, las judías, como leguminosas que son, tienen unas propiedades fabulosas. Cultivarlas supone poder cosechar un alimento fresco y vital, rico en proteínas y en fibra para cuidar la salud, con una diversidad de sabores y texturas para confeccionar múltiples recetas y conservas. Además, los nódulos presentes en sus raíces fijan el nitrógeno del aire y lo transforman en un fertilizante natural que las nutre a la vez que enriquece la tierra. De cada leguminosa existen variedades adaptadas a los diferentes climas, todas ellas fáciles de cultivar si se respeta su calendario de siembra. Sólo nos piden uno o dos binados, y un aporcado? perfectas para un huerto ecológico.
Doctor en agronomía y horticultor desde hace 40 años, especializado en las relaciones entre la agricultura y el medioambiente. Además, es uno de los expertos en fertilización orgánica del ITAB (Institut Technique de lAgriculture Biologique), y se encuentra en primera línea de acción ante el cambio climático. Su trabajo se basa en su experiencia y disfrute en su propia huerta de Provenza, de clima mediterráneo, donde cultiva hortalizas y frutales y lo comparte con quien acude a sus cursos. Colaborador habitual en revistas especializadas ha publicado ya más de treinta libros (en esta colección Cultivar guisantes, habas, judías...), sobre técnicas de cultivo y cuidado de la tierra, semillas, herramientas, auxiliares, abonado... siempre en la línea ecológica.
