PLUTARCO
Gayo Marcio Coriolano y Alcibíades sufrieron un destino similar: ambos se enfrentaron con sus pueblos y
fueron juzgados, condenados y obligados a vivir en el exilio; ambos encontraron asilo entre sus enemigos y lucharon
contra sus conciudadanos; y ambos murieron en el exilio, víctimas de la envidia o del miedo de los enemigos. Sin
embargo, presentan notables diferencias, tanto por su orientación, el uno más político y el otro un soldado, como por
su condición, el uno refinado y culto y el otro rudo, sin formación e inflexible; aquél fue ambivalente y polytropos
(como el Odiseo de Homero) y éste directo, simple y monolítico; pero los dos responden al concepto platónico-plutarqueo
de «grandes naturalezas», capaces de alcanzar los mayores logros, así como de causar los peores males a los suyos.
Estos personajes son ejemplo ellos mismos de actitudes tiránicas; aunque también en esto hay una diferencia entre ambos:
mientras que los antagonistas individuales de Coriolano pertenecen a la denostada especie del demagogo (con el tirano,
otro de los tipos políticos más detestables para Plutarco), representada en los tribunos de la plebe, con Alcibíades se
personaliza tanto aquél como éste
Plutarco (45-120 d. C.) creció en el seno de una familia culta de Queronea durante la dominación romana de Grecia. Su formación filosófico-religiosa le aproximó al estoicismo, manifestándose incompatible con la ética epicureísta. En su obra Moralia (denominada también Obras morales y de costumbre) Plutarco plantea las bases teóricas de su ideal moral, mientras que en Vidas paralelas refleja la plasmación práctica de dichos ideales en figuras arquetípicas de la antigüedad greco-romana. El diálogo Sobre el amor, cuyos precedentes literarios se hallan en el Banquete y el Fedro platónicos, se centra en una cuestión concreta y particular: ¿deberá el joven Bacón renunciar a sus amantes masculinos y casarse con Ismenonodora?; y otra más general, sobre la realidad y esencia misma del amor. Antonio Guzmán Guerra, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, incorpora en esta edición, vertida directamente del griego, abundantes notas que contribuyen a la localización y contextualización de la gran cantidad de citas literarias con las que Plutarco solía adornar sus obras.